divendres, 27 de febrer del 2015

Star Wars: el que no conten les pel·lícules

"Por otra parte, los Jedis ¿obedecen siempre al ejecutivo? ¿De qué viven los Jedis? ¿De dónde extraen sus ingresos? ¿Cómo han conseguido un enorme complejo de edificios en el mismo centro de Coruscant, al precio que debe estar allí el suelo? ¿Quién les paga los viajes, la manutención, las naves, las espadas láser y el lavado de esos trapos espesos y sucios que siempre llevan puestos?
¿Cuándo deciden intervenir y cuándo no?
Si, en palabras de uno de los Jedis que llega a Tatooine, ellos no están allí para liberar a los esclavos, ¿para qué demonios están? ¿Supeditan tan a menudo las acciones morales a las necesidades políticas? ¿Y por qué se pasan todos esas órdenes por el forro cuando se les cruzan los cables? ¿Quién controla a los Jedis?
O, lo que es mucho más grave, ¿qué controlan los Jedis?
Porque hay algo oscuro y sucio en esta extraña alianza religión–Estado que parece hacer innecesaria la existencia de un ejército y una flota mientras existan tan extraños sacerdotes. Existe una extraña reminiscencia mafiosa en la política de enviar a un par de tipos que susurran cosas incoherentes a los lugares donde surgen problemas, tipos que no se sabe muy bien qué hacen ni qué buscan, pero que a la postre sólo rinden cuentas a un consejo de conspiradores en túnica sentados en un ático carísimo y cuyas decisiones no están sometidas a ningún control. Tipos que siempre parecen a punto de hacerte una oferta que no podrás rechazar. Cuando se van, un montón de cosas han volado por los aires y un montón de seres han dejado de existir."

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